lunes, 26 de octubre de 2015

1.- Definición la Ingeniería Industrial

Definición Clásica de Ingeniería Industrial.

La ingeniería industrial, tal como se le conoce en la industria, comercio y gobiernos de todo el mundo, tal vez sea la más amplia de todas las funciones de la administración moderna. Quizá las personas que se dedican al estudio de tiempos se consideren a sí mismas ingenieros industriales, así como los planificadores de procesos, los analistas de sistemas de fabricación o las personas que determinan las tarifas de pago. Sin duda que todas ellas desempeñan actividades que caen dentro del amplio campo de acción de las actividades que generalmente se consideran parte de las funciones de la ingeniería industrial. De hecho, el campo de acción de las actividades de la ingeniería industrial es tan amplio que un prominente industrial comentó: “La ingeniería industrial consiste en todas las actividades de control de ingeniería y administración que no se pueden designar claramente como funciones de otras ingenierías o de contabilidad”


           
 La verdad es que la ingeniería industrial es como una gran sombrilla que incluye una amplia variedad de tareas establecidas con el propósito de diseñar, establecer y mantener los sistemas de administrativos para una eficiente operación. La ambigüedad de lo que constituye la ingeniería industrial probablemente tiene sus raíces en la forma en que se desarrolló como profesión. Esto, desde luego, se remonta a muchas décadas antes de que se acuñara el nombre de ingeniería industrial en los años de la revolución industrial.
          
  Mucho se ha escrito acerca de los pioneros de la administración, quienes surgieron durante y después de la revolución industrial en Inglaterra y Estados Unidos. Antes de la revolución industrial, los bienes los producían los artesanos en el conocido sistema “casero”. En aquellos días la administración de las fábricas no era problema. Sin embargo, a medida que se desarrollan nuevos aparatos y se descubrían nuevas fuentes de energía se tuvo la necesidad práctica de organizar las fábricas para que pudieran tomar ventajas de las innovaciones. Quizá el primero de todos los pioneros fue sir Richard Arkwright (1732-1792) quién inventó en Inglaterra la hiladora continua de anillo, además creó y estableció lo que probablemente fue el primer sistema de control administrativo para regularizar la producción y el trabajo de los empleados de las fábricas.
            
El gran ímpetu por cambiar la forma como se realizaba el trabajo en las fábricas comenzó en Estados Unidos y posteriormente en Europa; lo inició Frederick W. Taylor, quien, con sus exitosos experimentos para mejorar los métodos manuales de manejo de materiales en las fábricas de acero , obtuvo ganancias asombrosas en productividad y sus escritos sobre la materia, presentados ante la American Society of Mechanical Engineers (ASME), llamaron mucho la atención; además tuvieron un gran número de simpatizantes, quienes se basaban en sus enseñanzas. Al mismo tiempo, Taylor se hizo de un gran número de críticos, quienes sentían que su filosofía de cómo debería organizarse y administrarse el trabajo era inhumana. A Taylor se le llegó a conocer como el “Padre de la administración científica” cuando publicó, en 1911 su último libro titulado, The Principles the Scientific Management. Así mismo creó lo que él llamó una fórmula para máximas producciones, en la que establecía que “La máxima producción se obtiene cuando a un trabajador se le asigna una tarea definida para desempeñarla en un tiempo determinado y de una forma definida”.

            Aunque ha cambiado de alguna forma, la fórmula de Taylor todavía es parte importante de la ingeniería industrial ya que enfatiza que el trabajo debe estar bien organizado y el trabajador se le debe asignar una tarea específica y un método específico a seguir. Desafortunadamente, algunos de los seguidores de Taylor obtenían asombrosas ganancias en productividad simplemente con establecer el sistema de destajo y otros planes de incentivos salariales basados en los estándares de producción. Posteriormente estos esquemas tuvieron resultados desfavorables debido a que algunos ingenieros y gerentes sin escrúpulos recortaron arbitrariamente los estándares de producción y las tarifas por pieza para hacer que el trabajador produjera mas por el mismo dinero o menos.
           
 Aunque Taylor reconoció  y estudió la importancia de estos métodos, no fue sino hasta que llegaron Frank y Lillian Gilbreth, que se le dio amplio reconocimiento a la importancia del estudio de movimientos. Los Gilbreth aislaron e identificaron los movimientos básicos con que se realizan todas las actividades humanas y los llamaron “therbligs” (Gilbreth escrito al revés) y además establecieron que cada uno de los 18 movimientos elementales, o “therbligs” se debería lograr en un rango definido de tiempo. Esto apoyaba la idea de Taylor de que se podía establecer un manual de valores universales de tiempo (basado en métodos predeterminados) y que se aplicara en cualquier industria.  Otro pionero de la ingeniería industrial Harrington Emerson, quien fue defensor de las operaciones eficientes y del pago de premios para el incremento de la producción. Su libro, The Twelve Principles of Efficiency, presentaba las bases para obtener operaciones eficientes, y sus 12 principios, que de alguna forma fueron paralelos a las enseñanzas de Taylor, eran los siguientes:
 1.    Ideales definidos claramente.
2.    Sentido común .
3.    Asesoría competente.
4.    Disciplina .
5.    Trato justo.
6.    Registros confiables, inmediatos y adecuados.
7.    Distribución de las ordenes de trabajo.
8.    Estándares y programas.
9.    Condiciones estandarizadas.
10.   Operaciones estándar.
11.   Instrucción de la práctica estándar por escrito.
12.   Recompensa a la eficiencia.

No cabe duda que los 12 principios expuestos por Emerson en 1911 son tan válidos hoy como lo fueron entonces.
Los espectaculares incrementos en la producción que resultaron de los primeros planes de incentivos y que después se mantuvieron por medio de un recorte poco escrupuloso de las tarifas, condujeron a dos efectos secundarios. Primero: debido a que los incrementos eran tan fáciles de obtener, se prestó muy poca atención a los buenos métodos de producción. El segundo efecto fue la reacción de los trabajadores y del público ante las tácticas de aceleración que se alcanzaron, esto es, que el trabajador nivelaba su producción de tal forma que sus ganancias no parecieran excesivas y así evitaba que la gerencia tuviera oportunidad de recortar más las tarifas. Muchas personas del gobierno y del público en general también reaccionaron a los así llamados efectos deshumanizante de la ingeniería industrial, por lo cual se aprobó una ley para limitar el uso de los tiempos estándar en las operaciones gubernamentales.

En 1934, H.B. Maynard y sus socios acuñaron el término “ingeniería de métodos” que se define de la siguiente forma:
   La ingeniería de métodos es la técnica que somete a un profundo análisis a cada operación de determinada parte del trabajo, con el fin de eliminar todas las operaciones innecesarias para acercarse al método mejor y mas rápido de desempeñar cada método estándar. Sólo cuando ya se ha hecho todo esto, y no antes, se determina, por medio de una medición precisa, el número de horas estándar en las cuales un operario, trabajando con un desempeño promedio, puede realizar l trabajo; por último normalmente, aunque no de manera necesaria, se concibe un plan de compensación de mano de obra, que motive al operario a alcanzar o superar el desempeño promedio.

Ésta es una definición clásica de la ingeniería de métodos y que aún tiene validez en estos días, desafortunadamente en muchos casos se toman atajos que conducen a que se desatiendan partes valiosas de esta definición.

Durante la década de los años treinta, las autoridades de la ingeniería industrial se interesaron mucho en perfeccionar las habilidades de los ingenieros industriales para analizar y mejorar las operaciones. Por esta misma época , Allan Mogensen desarrolló sus procedimientos para la simplificación del trabajo, los cuales se concentraron en el uso del talento de los trabajadores para mejorar los métodos. Su propuesta en conferencias sobre simplificación del trabajo, en Lake Placid, fue que se debería instruir a la gente de manufactura que era clave, de tal forma que pudieran aplicar la misma capacitación a los administradores y obreros de sus fábricas. Los aprendices aplicarían, a su vez, las mismas técnicas que se les enseñaron, en las operaciones reales de los talleres, teniendo como resultado una incontable serie de mejoras.

En este mismo periodo, Maynard y Stegemerten escribieron un libro titulado Operations Analysis, en el que detallaban el procedimiento mediante el cual el ingeniero industrial podía analizar sistemáticamente todas las condiciones que rodean una operación, y de esta forma, llegar al mejor método (en esa época) para realizar un trabajo determinado. Junto con el mejoramiento de los métodos y los procedimientos del estudio de tiempos, se desarrollaron varios planes de evaluación del trabajo, de modo que se determinaban de forma lógica y sistemática las tarifas salariales que tenían una relación muy cercana con la satisfacción en el empleo.

En 1943, el Work Standardization Committee, de la división gerencial de la American Society of Mechanical Engineers (ASME), esbozó una gráfica el que se describen las funciones de la ingeniería industrial.

El alcance de las funciones de la ingeniería industrial empezó a expanderse rápidamente en los años siguientes a la segunda guerra mundial y continúan expandiéndose desde entonces. Un desarrollo muy significativo de la ingeniería industrial y que alcanzó gran importancia a fines de la década de los 40 y en la década de los 50, se inició con la publicación de la información para el uso de los sistemas predeterminados de tiempos y movimientos, aunque en realidad el primero de estos sistemas, el análisis de tiempos y movimientos (MTA), lo había desarrollado A.B. Segur, muchos años atrás. Sin embargo, Segur publicó muy poca información sobre el uso de este sistema, prefiriendo aplicarlo solamente en sus trabajos como asesor y comprometiendo a sus clientes a guardar el secreto de los detalles del sistema, por lo que este sistema de análisis de tiempos y movimientos nunca ganó mucha aceptación pública.

Un beneficio importante, en el que se puso énfasis cuando se introdujo por primera vez el sistema predeterminado de tiempos y movimientos, fueron las ventajas prácticas del sistema de estudio de movimientos. Un beneficio adicional de este sistema fue tener la capacidad de establecer estándares de tiempos más precisos que los que las prácticas normales de esa época permitían, además de la eliminación del uso del cronómetro para la mayoría de la medición del trabajo manual. Otro beneficio que pronto se hizo evidente, fue el uso de tales sistemas para crear un sistema de datos de alto nivel para acelerar el proceso de estudio del trabajo; de este modo tales sistemas como el de datos de propósitos generales (GPD), MTM 2 y el factor de trabajo preparado, se pusieron en uso. El sistema MOST (es una marca registrada de H. B. Maynard and Company, Inc.), el más nuevo sistema basado en el MTM, fue creado en Europa por los ingenieros de Maynard a fies de los sesenta y principios de los setenta.

Un desarrollo más reciente ha sido la computarización de los sistemas predeterminados de tiempos y movimientos. Los ingenieros de la Westinghouse Electric Corporation concibieron el sistema 4M basado en el MTM; asimismo los ingenieros de la Wofac crearon una versión computarizada del factor del trabajo. También los ingenieros de Maynard en Estados Unidos y en Europa , completaron los sistemas de aplicaciones computarizadas en el sistema MOST. El CATS (estándares de tiempo asistidos por computadora), es una versión computarizada del sistema de medición del trabajo que fue desarrollada para uso interno del U.S. Department of Defense. Otros sistemas computarizados de medición del trabajo, tales como el Autorate, desarrollado por la IBM, y el UniVation, creado por Management Science, Inc. De Appleton, Wis., no dependían de los sistemas predeterminados de tiempos y movimientos.


El siguiente paso lógico en el campo de la medición del trabajo fue la integración de los sistemas computarizados de estudio del trabajo con la planeación de procesos automatizados y otras formas de diseño y manufactura asistidas por computadora (CAD-CAM). Esta integración se hizo realidad con el advenimiento de sistemas tales como el autoMOST (H. B. Maynard and Company, Inc.) que procesa información de otros sistemas de manufactura para establecer estándares automáticamente. Esto se logra como un subproducto de las actividades de planeación de los procesos y del diseño y, por lo tanto, libera al ingeniero industrial para que pueda dedicar su tiempo a otras actividades.

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